miércoles, 9 de enero de 2013

Manteniendo las "lineas" abiertas

                                                                                                  Una mujer bromeaba hablando con su consejero diciendo:"Hace veinte años nos casamos para bien o para mal. Y mirando hacia atrás , él no hubiera podido salirle mejor, y yo peor". Ahora en serio, cualquier buen consejero te diría que el matrimonio es un proceso de ajuste a cosas que son imposibles de prever. Y una buena comunicación es crucial. Es muy importante;
                                                                                                   (1) Hablarte a ti mismo antes de hablar con tu cónyuge. Antes de sacar el "lanzallamas", preguntate a ti mismo si el miedo, el strés o la preocupación es el causante de la reacción de tu pareja.¿De veras ha tratado de herirte deliberadamente? ¿Te molesta más que antes porque te sientes inseguro/a o despreciado/a? ¿ No podría ser que estés malinterpretando o exagerando el problema? Si identificas tus sentimientos, eso te ayudará a comunicarte con más calma y con más claridad;
                                                                                                    (2) Reajusta tus expectativas. Tenemos el derecho a esperar que nuestro/a esposo/a nos ame, nos respete y nos sea fiel. Pero algunas otras expectativas son irreales, por ejemplo, esperar que el/ella haga ciertas cosas que tú nunca hiciste.
                                                                                                    (3) Sé honesto referente a cuestiones de confianza. Es mejor ser  sincero que dejar que las cosas se acumulen. No es malo admitir que algunos días estás mas apurado/a que otros. Por ejemplo alguien dijo: "Si una mujer está preocupada cada vez que su marido llega tarde a casa por temer que haya tenido una aventura amorosa, está bien decir: "Sé que es absurdo, pero es que estoy pasando un mal día"Esta clase de honestidad fortalecerá vuestra relación.  

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