martes, 23 de abril de 2013

Raices y Alas

                                                                      La prueba de que has sido un buen padre es si tus hijos pueden irse de casa y desenvolverse con éxito por sí mismos. Nunca les vas a abandonar, pero llega un momento en que hay que cortar " el cordón umbilical" y dejar que se independicen. No olvides que los hijos que estás criando ahora le pertenecen a Dios antes que a ti. Tú eres el educador, no su dueño, y el tiempo disponible para educarlos es demasiado corto. Tus hijos nacieron para "irse" no para quedarse; no puedes detener su reloj biológico. Tu tarea es prepararles para cuando se vayan. Durante los próximos días trataremos el tema de dar raíces y alas a tus hijos..
                                                                        Raíces. Antes de que aparezca el fruto, deben establecerse las raíces. Y para que las raíces estén sanas, tiene que haber una tierra fértil que alimente y proteja las plantas. La fortaleza de las raíces depende también de como se agarran al terreno. Existen dos clases de familias. La primera ofrece un "apego de inseguridad". En estas, la conexión entre el padre y los hijos es ambigua, ambivalente, indiferente o hasta negligente, lo que hace que los niños se sientan emocionalmente desprotegidos y carentes de autoestima, de solidez emocional o de la capacidad de arriesgarse. La segunda ofrece un "apego de seguridad ". Aquí la relación entre los padres e hijos está expresada de manera adecuada y es constantemente reafirmada. Aunque el padre o la madre estén ausentes por un tiempo por necesidad, los hijos se sientes seguros, protegidos, y bien acoplados. Estos niños llegan a ser adultos competentes en el área espiritual, social y emocional, con la valentía y la autoestima necesarias para enfrentar los desafíos de la vida.          

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