miércoles, 8 de mayo de 2013

¿Cuán agradecidos somos?

                                                                     Mi madre era una mujer agradecida que, aunque estuvo enferma la mayor parte de su vida de casada, nunca dejó de alabar a Dios. Mi padre, un zapatero que nunca ganó más de 12 Euros a la semana, era un cristiano que cantaba todo el tiempo.
                                                                      ¡Qué herencia tan preciosa! ¡Qué recuerdos tan buenos! Parece que sin todos los modernismos, los lujos y los electrodomésticos, nuestros padres eran mucho más agradecidos de lo que somos hoy. Antes de cada comida pedíamos la bendición de Dios y después de cada comida dábamos gracias. Hay una gran diferencia entre aquellos tiempos y el presente. ¡Qué poco oramos, y cuando lo hacemos , cuánto se concentra en pedir y qué poco en dar gracias!
                                                                      Durante la Segunda Guerra Mundial, muchas iglesias se mantenían abiertas abiertas durante las 24 horas del día para que la gente pudiera ir y pedir por los seres queridos que tenían en la batalla. Un vigilante de una de esas iglesias notó a un niño que iba todos los días durante 10 minutos. Después de varias semanas, el muchacho llegó y permaneció de rodillas mucho más tiempo. El preocupado vigilante habló con él y le preguntó porque se había quedado tanto tiempo. Él contestó: "Cada día venía aquí por algunos minutos para pedirle a Dios que trajera a mi padre a casa sano y salvo. Esta mañana lo hizo. así que me apresuré a venir para dar gracias a Dios por contestar mi oración"
                                                                        ¿Cuán agradecidos somos? 

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