Te estás entrenando para realizar tu destino y todo entrenador tiene una cosa en mente , transformar la flacidez del atleta en musculatura. Para ello le lleva al gimnasio e incrementa las pesas hasta que sudes y pienses: 'No sé si voy a poder resistir esto más' Pero con Dios si puedes lograrlo. Cuando miras atrás te das cuenta de que ahora estás manejando situaciones que hace un año no hubieras sido capaz de enfrentar.
A veces las viejas tentaciones vienen con fuerza, te persiguen y te hacen creer que necesitas una estrategia nueva, diferente y que funcione a la primera. Así les pasó a los israelitas al lado del Mar Rojo; justo cuando creían que ya estaban libres de esclavitud, aparece el faraón. En ese momento clamaron a Dios con terror, diciendo "...Mejor nos hubiera sido servir a los egipcios..." Pero el Señor le dijo a Moisés: ¿Por qué claman a mí? ¡Ordena a los israelitas que se pongan en marcha! Y tú levanta la vara, extiende tu brazo sobre el mar y divide las aguas..." Dios volvió a usar la vara de Moisés. La victoria frente a los egipcios no fue consecuencia de una nueva estrategia, sino de usar algo que Dios ya les había dado. Dentro de ti hay poder para vencer la tentación que te acosa; no tienes más que activarlo.
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