Dos preguntas que deberías hacerte constantemente: 1) ¿Estoy dispuesto a servir a otros? ¿Dices que quieres ser líder? ¿Por qué? . Hasta que no respondas a la pregunta con los motivos adecuados. Dios no te dará el puesto. A veces sólo lo queremos para controlar; otras no estamos dispuestos a pagar el precio del éxito y únicamente queremos las ventajas que conlleva, como un despacho, un buen sueldo, un título reconocido y la admiración de los demás. El liderazgo te pone en una posición en donde es fácil ocuparse de las propias necesidades primero antes de ayudar a los demás. Siempre existe esa tentación y siempre está mal, Debes preocuparte sinceramente por la gente y ayudarles a desarrollar su potencial. Cuando lo hagas estás honrando a Dios y Él te honrará a ti.
2) ¿Estoy haciendo aquello para lo que fui llamado? Alguien dijo: "Muchos hombres malgastan parte de su vida tratando de exibir virtudes que no poseen ... de ganar un aplauso que no pueden mantener". Si tienes en mente una idea de las virtudes que debe de tener alguien con talento y tú careces de ellas, te costará reconocer tus capacidades. Henry Ford destacó: "Preguntarse por quien debería ser el jefe es como preguntar quien debería ser el tenor del cuarteto. Está claro, ¡el hombre que cante como tenor!" Para tener éxito en la vida, debes saber para qué cosas te dio talento Dios.
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