jueves, 4 de diciembre de 2014

Permite que alcancen la perfección en la unidad

                                                    ¡Tarea complicada! Somos muy diversos y nos diferenciamos en lo denominacional, doctrinal, político, emocional, intelectual , social y material; a menudo llegamos a enemistarnos y separarnos por alguna de esas diferencias. ¿Cómo pues, puede haber respuesta a la oración de Cristo de que se una su pueblo? Podemos empezar reconociendo que es la voluntad de Dios que tengamos unidad y comprometiéndonos a lograrla. Después podemos aprende de lo que Pablo enseña a la iglesia dividida de Roma sobre los principios de la unidad: 1) La unidad implica no juzgarnos los unos a los otros. "¿Quién eres tu para juzgar al siervo de otro? Que se mantenga en pié, o que se caiga, es asunto de su propio señor" Solamente Dios tiene la potestad de emitir veredictos, incluso cuando tengas razón o seas el más entendido en el tema seguirás sin tener derecho a juzgar. Presenta el asunto a Dios y luego confía en su sabiduría.
                                                       2) La unidad demanda que respetemos las condiciones de los demás. "Cada uno esté plenamente convencido de lo que piensa" Pablo se refiere a las convicciones personales , no a las opiniones que imponen los demás. El querer hacer a alguien a nuestra imagen es una forma de orgullo y acaba radicalmente con la unidad. Dios tiene derecho a educar a sus propios hijos sin que tú interfieras. Los moldeará y guiará adonde y como Él quiera, porque conoce sus necesidades y aptitudes. Por lo tanto, deja que el Señor haga Su labor y tu haz la tuya amando y respetando a los demás.       

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