jueves, 14 de julio de 2016

No supongas, ¡pregunta!

                                                    Una de las causas mas comunes en el matrimonio es algo muy sencillo denominado "suposiciones discrepantes". Un doctor escribe:"Hace unos años pasé un período extremadamente ocupado en mi profesión. Trabajaba a tiempo completo como catedrático de una facultad de medicina, daba conferencias y viajaba mucho mas de lo normal. Esa época me agotó. Llenarme de tanto trabajo fue algo insensato por mi parte, lo sé,pero había adquirido ciertos compromisos y tenía que cumplirlos. Al final de una semana dura el viernes por la noche me arrastré a casa.Me merecía un día libre y había planeado relajarme y ver un partido de fútbol americano ese sábado.
                                                   Mi mujer, por otra parte, también sentía que se había ganado un descanso. Durante seis semanas se había ocupado de los niños y de la casa. Le parecía razonable, entonces, que me pasara ese sábado haciendo tareas domésticas que se necesitaban. Los dos teníamos razón, pero las dos ideas eran incompatibles. Esa suposiciones chocaron alrededor de la diez  de la mañana del sábado cuando mi mujer me pidió que limpiara la sombrilla del patio. Yo no tenía la menor intención de hacerlo. Intercambiamos palabras duras que congelaron nuestra relación durante tres días. Es importante entender que ninguno de los dos estaba buscando una pelea, sin embargo los dos nos sentimos incomprendidos y heridos por el otro.Nuestro conflicto fue típico de lo que pasa todos los días en millones de hogares. Y el orígen de las peleas no es un antagonismo deliberado sino algo denominado "suposiciones discrepantes". ¿Cual es la solución?  No supongas ¡pregunta!.  

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