sábado, 30 de julio de 2016

Suéltalo

                                                   Jesús, "el gran médico", nunca venda una herida infectada. Él insiste en abrirla, drenarla, limpiarla y dejarla curar. Quizás hayas dado luz a un hijo de una relación extramatrimonial,
hayas abortado, hayas estado en la cárcel o hayas tenido un divorcio amargo; no te desanimes, a Jesús no le impresionan nuestras virtudes, pero "se compadece de nuestras debilidades". El comprende que tengas dificultades. "Por haber sufrido Él mismo la tentación, puede socorrer a los que son tentados". Quizás te estés preguntando si Dios puede bendecirte y usarte a pesar de los problemas de tu pasado. ¡Por supuesto! Un himno lo expresa así: "Hay una fuente sin igual de sangre de Enmanuel, en donde lava cada cual las manchas que hay en él".
                                                   Las recompensas del arrepentimiento son enormes. Zofar contestó a Job: "¡Si tan solo preparas tu corazón y levantas tus manos  a Él en oración! Abandona tus pecados y deja atrás toda iniquidad. Entonces tu rostro se iluminará con inocencia; serás fuerte y estarás libre de temor. Olvidarás tu sufrimiento, será como agua que corre ...Tener esperanza te dará valentía. Estarás protegido y descansarás  seguro. Te acostarás sin temor; muchos buscarán tu ayuda". Ya sea que sientas remordimientos por acciones pasadas o estés dolido por algo que te hayan hecho, suéltalo. Hoy mismo entre en el río de la gracia de Dios y deja que fluya en ti para hacerte libre.       

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