miércoles, 6 de marzo de 2019

La economía de Dios para los tiempos difíciles (4)

                                                 Para prosperar en los momentos económicamente difíciles, haz lo siguiente:
1)Resiste la tentación de la avaricia: "No codiciarás..." El procurar estar a la altura de los vecinos nos agobia y esclaviza. Tocante a la codicia, Jesús aplica la ley de "rendimientos decrecientes" (a la larga se obtiene menos, no más, a pesar de invertir cada vez más en ello). "Mirad, guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee". En definitiva: tu valía personal nunca debe de depender de tu patrimonio, sobre todo en la economía de Dios, Juan dice: "Porque nada de lo que hay en el mundo...proviene del Padre, sino del mundo". Lo que produce verdadera satisfacción y un gozo duradero es compartir los bienes no acapararlos. 2) No seas fiador de nadie. "No seas de aquellos que salen fiadores de deudas ajenas. Si luego no tienes con qué pagar ¿Por qué habrán de quitar tu cama de debajo de tí?. Este no es solo un buen consejo, sino una directiva divina. Cualquiera que se haya "pillado los dedos" por avalar a alguien, te dirá lo mismo. Dios no está diciendo que no ayudes a los demás, porque Él bendice a los que ayudan a los necesitados. Pero la forma correcta de colaborar es por medio de la oración, de ofrendas, de prestar sin esperar a que sea devuelto, de un consejo sabio, etc. pero no asumiendo su deuda. 3)Trabaja duro. "La mano negligente empobrece, pero la mano de los diligentes enriquece" "La fortuna obtenida con fraude disminuye, pero el que la recoge con trabajo la aumenta". "¿Has visto un hombre cuidadoso en su trabajo? Delante de los reyes estará, no delante de gente de baja condición". Aun en medio de una coyuntura económica difícil, Dios hará que los honrados, los hábiles y los buenos trabajadores asciendan a puestos de mayor prosperidad.

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