jueves, 7 de marzo de 2019

La economía de Dios para los tiempos difíciles

                                                 Un doctor cuenta la historia de un hombre que decidió dejar de preocuparse. Cuando un amigo notó lo relajado que estaba, le preguntó cómo había superado la preocupación, a lo que el otro contestó: "Muy fácil, he contratado a un hombre para que se preocupe por mí" ¿Y cuánto te ha costado eso? insistió el amigo. 'Pues 10.000 euros al mes' replicó el primero. '¿Y de donde vas a sacar el dinero?', continuó el amigo. Con mucha calma, el otro respondió: 'Ese es su problema, no el mio'.
                                                   Jesús nos dice que le entreguemos sus preocupaciones. Él sabe que estamos angustiados por las finanzas y que nos preocupa el pensar que no vamos a poder comprar lo necesario. Así que nos pide: "No os angustiéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?. Fíjate bien que lo que conlleva a la ansiedad es la combinación de "preocuparse" y "expresarlo". Tus monólogos y las palabras que dices a otros acerca de tus temores son factores negativos que reafirman tus sentimientos , distorsionan tu percepción, aumentan tu temor y haces que te sientas desesperanzado e impotente respecto a las circunstancias y al futuro. ¡No hagas eso! Aprópiate del pasaje de "mucho más" que Jesús nos dió en Mateo 6. "Mirad las aves del cielo...vuestro Padre celestial las alimenta.¿ No valéis vosotros mucho más que ellas? "Y si a la hierba del campo...Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros...? Los no creyentes son los que se tienen que preocupar,no los ciudadanos del Reino: "Porque los gentiles se se angustian por todas estas cosas (comida,bebida y ropa"). Que "su Reino y su justicia" sean el foco de tu atención, no la economía humana impredecible, a fin de que "...todas estas cosas os (sean) añadidas". 

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