Jesús nos pidió dar y recibir; debe de haber un equilibrio entre los dos. El mandamiento de dar va en contra de nuestro egoísmo innato. El de recibir nos da una perspectiva realista de nuestras limitaciones personales, de nuestra dependencia de Dios y de los demás. A algunos nos cuesta más recibir que dar. No tenemos problema en dar una opinión, dar esperanza, dar ánimo, dar consejo, dar apoyo, dar dinero y hasta darnos a nosotros mismos. Lo que de verdad nos cuesta es ser un "receptor" agradecido. Al recibir de otros, estamos reconociendo nuestra necesidad de los demás y eso no le agrada a nuestro ego. Al recibir, demostramos al dador de que tiene algo valioso para ser compartido, y eso le da un mayor sentido a su vida. El dador se da cuenta de su valor en losojos de su receptor. Por ejemplo, si alguien nos da un reloj pero nunca lo llevamos puesto, ¿hemos recibido de verdad ese regalo? Cuando nos sugieren una idea y ni siquiera la consideramos, ¿hemos apreciado esa idea? Cuando nos presentan a un amigo pero no le hacemos ningún caso, ¿es ese amigo aceptado de verdad?.
Saber recibir es una arte que requiere apertura y generosidad, porque deja que otros sean parte de nuestras vidas, y hasta llegamos a ser algo dependientes de ellos en ciertas áreas. Necesitas la humildad de decir: 'Te necesito, me haces mejor persona; sin ti no sería lo que soy'. Recibir de corazón nos hace crecer en gracia. Hay demasiadas personas heridas y que nunca salen de sí mismas porque sus dones no son valorados. Así que hoy pide a Dios que te ayude a ser un "receptor" agradecido.
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