domingo, 14 de abril de 2019

La aprobación de Dios

                                                Muchos de nosotros pasamos corriendo de una cosa a otra, motivados por nuestra necesidad de lograr más y más, y sin embargo nunca nos sentimos realizados ni nos detenemos lo suficiente para apreciar nuestra valía ante los ojos de Dios. La realización personal duradera no proviene de alcanzar una meta más  o de superar otro listón. Pablo escribió una gran parte del Nuevo Testamento, predicó a los políticos mundiales del momento y levantó iglesias; sin embargo, el anhelo de su corazón era
"...conocer (íntimamente) a Cristo...". Hasta que no recibas afirmación de parte de Dios, las alabanzas de los hombres caerán en un corazón que está agujereado y que no retiene. En cuanto pasa la emoción de haber conseguido otro logro,necesitas en tu vida algo más que no sea simplemente alcanzar una nueva meta.
Nuestro desafío consiste en superar la adicción (¡sí, adicción!) a la aprobación de los demás mediante la búsqueda de la única aprobación que nos puede satisfacer de verdad; la de Dios. Pablo trabajó arduamente, pero lo hizo motivado sólo por una cosa; ser aceptado por Él. Pregúntate: '¿Por qué estoy haciendo esto?' ¿para quién lo hago?' Tus respuestas serán reveladoras. '¿Crees que vas a cumplir los propósitos de Dios para tu vida sin dedicarle tiempo ni esfuerzo a cultivar una relación con Él? Si no hay una llama viva en tu corazón, acabarás apagándote. Y ni los últimos trofeos ni el reconocimiento humano te llenarán. Sólo Dios puede restaurar todo lo que tus propios esfuerzos han dejado exhausto.En su presencia, las coronas pierden su lustro y la adulación de los hombres deja de tener sentido. En su presencia, puedes soltar todas esas cosas, y sin embargo, no perder nada.

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