jueves, 23 de mayo de 2019

La importancia de la alabanza

                                                Una mujer en Kansas City entró en un establecimiento para comprar un helado. Cuando lo tenía en la mano se dió la vuelta y se encontró cara a cara con Paul Newman, que estaba en la ciudad rodando la película Esperando a Mr. Bridge. Éste la saludó, y sus radiantes ojos azules hicieron que le temblaran las piernas a la mujer. Apenas pudo pagar el helado y salió del establecimiento latiéndole fuerte el corazón. Cuando se compuso, se dió cuenta de que no llevaba el helado. Volvió al lugar y se encontró con Newman a la puerta. '¿Está buscando su helado?' le peguntó. Sin poder hablar, la mujer asintió con un gesto. 'Lo puso en su cartera con los cambios' añadió Newman, sonriendo.
                                                  ¿Cuando fué la última vez que te temblaron las piernas, se te aceleró el pulso y tu corazón rebosaba en alabanza a Dios? Si no lo recuerdas, es posible que las ocupaciones, el interés personal o la autocomplacencia espiritual te hayan seducido para que busques realizarte en cosas menos importantes. Un escritor de himnos definió la alabanza como "perderse en asombro, amor y adoración" El salmista describe en los Salmos toda la gama de emociones humanas, pero hay un tema  en el que hace hincapié por encima de todos los demás: la alabanza. En su último salmo escribe: "Alabad a Dios en su santuario; alabadlo en la magnificencia de su firmamento. Alabadlo por sus proezas; alabdlo conforme a la muchedumbre de su grandeza. Alabadlo a son de bocina; alabadlo con salterio y arpa. Alabadlo con pandero y danza; alabadlo con cuerdas y flautas. Alabadlo con címbalos resonantes; alabdlo con címbalos de júbilo.¡Todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya!. 

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