miércoles, 3 de noviembre de 2021

Acostúmbrate a orar (2)

         Pedro, a quien Dios usó para levantar la Iglesia, y Juan, autor del libro Apocalipsis, sacaban tiempo en su jornada diaria para orar. "Pedro y Juan subian juntos al templo a la hora novena, que era la de la oración" El apóstol Pablo, autor de una buena parte del Nuevo Testamento, instaba: "Orad sin cesar" La costumbre de orar de Daniel era tan conocida que sus enemigos la usaron para tenderle una trampa: "...Se arrodillaba tres veces al día, oraba y daba gracias delante de su Dios como solía hacerlo antes. Se juntaron entonces aquellos hombres, y hallaron a David orando y rogando en presencia de su Dios" ¿ Y ahí se acabó todo? No, las oraciones de Daniel taparon la boca de los leones e hicieron que un rey pagano proclamara: Que...todos teman y tiemblen  ante la presencia del Dios de Daniel. Porque Él es el Dios viviente...su reino no será jamás destruido...Él salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; Él ha librado a Daniel del poder de los leones, Daniel prosperó....".

          Escribió también el salmista: "El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombre del Omnipotente" Una vez que hayas identificado tu "rincón secreto", y empieces a usarlo regularmente, éste será rodeado de una especie de aura. Poco a poco irás amando ese lugar, hasta que se convierta en el más importante de tu vida. El poder  de la oración es incalculable. No hay nada--excepto lo que está fuera de la voluntad de Dios--que no pueda ser alcanzado por la oración.  

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