Barreras flexibles: Las barreras impenetrables cierran la puerta los demás, y los que las erigen están poco preparados para el dar y tomar que se requiere en toda relación. Las barreras penetrables te dejan indefenso frente a los que te quieren "utilizar", porque estos creen que tienen derecho a manipularte y esperar que cuides de ellos sin dar nada a cambio. Pero las personas con barreras flexibles son capaces de vivir su propia vida y al mismo tiempo manifestar un interés genuino y sano en los demás. Son compasivas y generosas con su tiempo y sus recursos; sin embargo no se creen responsables de otros, ni tampoco traicionan al llamado individual de Dios a sus vidas para poder complacer a otros. Estos dicen: 'Puedes ser mi amigo, pero no voy a dejar de ser yo mismo.' No dejan que nadie traspase sus límites, como ellos tampoco traspasan los de los demás.
Al contrario de las personas rígidas, éstos se acomodan y se adaptan a las circunstancias sin acabar agobiados, resentidos, a la defensiva o culpando a otros. Toman la iniciativa en situaciones difíciles, no pierden su enfoque y sacan fuerzas de la fortaleza que Dios les da. Pablo era esa clase de persona: "He aprendido a hacer frente a cualquier situación....A todo puedo hacerle frente, gracias a Cristo que me fortalece". No son controlados por la gente ni por las circunstancias; son flexibles y dejan que Dios tome el control. Son colaboradores, pero no se sienten culpables si no pueden ayudar y "arreglar" a todo el mundo. Sus barreras "flexibles" les permiten adaptarse a las circunstancias. Practican el principio: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros..." sin involucrarse hasta el extremo ni creerse responsables de otros.
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