sábado, 20 de noviembre de 2021

Establecer límites (2)

        Cuando compras una casa con terreno, necesitas tener una idea exacta de la extensión, para saber hasta donde te pertenece. Si hay claras lineas divisorias, eso ayuda a la buena convivencia de los vecinos. La Biblia dice: "No pongas con exceso tu pie en la casa de tu vecino, no sea que harto de ti, te aborrezca". Analicemos tres tipos de límites o barreras que nos trazamos para separarnos de los demás. Las primeras son las barreras impenetrables. La función de éstas es poner distancia entre tú y los demás con el fin de proteger tu mundo personal y egocéntrico. Sin decir palabra, tu actitud trasmite el mensaje: "Prohibido el paso, propiedad privada". ¿Por qué erigimos esas barreras? ¡Por temor! Nos incomoda ser conocidos de verdad, controlados o lastimados; tememos sentirnos incompetentes o inferiores. Nuestra rigidez nos impide estrechar relaciones; nuestra negativa a ser vulnerables o transigentes nos pone a la defensiva y nos aisla, convirtiéndonos en personas solitarias.

         Anhelamos relaciones cercanas, pero al mismo tiempo las tememos y evitamos, aludiendo: 'Si no estás cerca, no me podrás herir'. Sin embargo esa actitud no da resultado. Dios nos creó como seres sociales, para que podamos compartir victorias y derrotas, no para que vivamos aislados. "...Que sus miembros se preocupen  por igual unos por otros. Si uno de los miembros sufre, los demás comparten el sufrimiento; y si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él" Los límites rígidos te impiden tener relaciones enriquecedoras. ¿Qué hacer para evitarlo? ¡Sal de ti mismo! Fuiste creado para dar a los demás y para recibir lo que ellos tienen para darte. Te sentirás realizado dando; te sentirás completo recibiendo. Sin esa dinámica, no hatás más que sobrevivir

No hay comentarios:

Publicar un comentario