¿Te acuerdas de lo que sentiste cuando mencionaron tu nombre para que recibieras tu título universitario y oiste las palabras 'Felicidades por tu graduación'?. ¡Lo conseguiste! valieron la pena todos tus esfuerzos; por fin se reconocía tu trabajo. Ahora multiplica ese sentimiento por mil. Imagínate entrando en la presencia de Aquel que te premiará con la corona de justicia, mientras los santos de todas épocas observan la escena. Pablo esperaba graduarse con matrícula de honor: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona..."Los próximos días hablaremos de cómo puedes graduarte en esta vida con matricula de honor.
Viviendo una vida desinteresada. El mayor obstáculo para la vida que Dios planeó para tí es el egoismo. El ego y el protagonismo contaminan nuestra alma y destruyen nuestras relaciones personales. Pablo comprendió la necesidad de destronar el ego. "...Ya no vivo yo, más vive Cristo en mí..." Esto reflejaba dos cosas: a) Un cambio de valores. Pablo, quien antes vivía para perseguir a los cristianos ahora dice: "Porque para mí el vivir es Cristo..." b) Un cambio de objetivo. Pablo, cuya meta antes consistía en que se le reconociese como paladín de la religión, dice:"Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor a Cristo". c) Un cambio de mentalidad. El brillante filósofo, fariseo y abogado renuncia a sus intereses y escribe: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús".
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