Seguramente piensas que Pablo era demasiado duro espiritualmente para sentirse decaido; pero no es verdad. El apóstol por antonomasia y dirigente de la iglesia sufrió desaliento, tensión, inquietudes, y hasta miedo. "Cuando llegamos a Macedonia, nuestro cuerpo no tuvo ningún descanso, sino que nos vimos acosados por todas partes; conflictos por fuera, temores por dentro". Entonces, ¿adonde acudimos para reponer nuestras fuerzas en tiempos de aflicción?
Considerremos algunas de las formas en las que Dios nos envia aliento y consuelo: 1) Nos alienta cpon su presencia "...Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia. conforte vuestros corazones y os confirme en toda buena palabra y obra. La naturaleza de Dios es estar con nocosotros, y darnos consuelo cuando estamos emnocionalmente destrozados, en duelo, abrumados, preocupados o enfermos. Pero es necesario que reconozcamos Su presencia y aceptemos Su consuelo. 2) Nos alienta con Su Palabra. "Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado" 3)Nos alienta por medio de la oración: El día que clamé, me respondiste; fortaleciste el vigor de mi alma" 4) Nos alienta por medio de buenos amigos cristianos. Escribe Pablo: "...Nos consoló con la venida de Tito"
No hay comentarios:
Publicar un comentario