La palabra "esperar" sugiere dos imágenes diferentes. La primera es la de un camarero sirviendote la mesa, atendienddo tus necesidades. La segunda es hacer una petición a un juez o alguien en autoridad. Tu éxito dependerá de la manera en que te diriges a ellos y su disposición a concederte lo que pides. Puesto que ellos ostentan el poder , tienes que ser paciente y esperar sus decisiones. ¿Te das cuenta? Nuestro problema es doble: Por un lado queremos que Dios nos sirva, en lugar de lo contrario; Por otro no queremos esperar por nada.Conducimos al trabajo escuchando la radio y hablando por teléfono - y algunos hasta ponen su vida en peligro y la de otros mandando mensajes de texto - alguien destacó que en el Lejano Oeste si alguien perdía la diligencia, se decía: 'No importa, pasará otra dentro de tres o cuatro semanas'. Ahora hasta nos impacientamos en las puerta giratorias.
Lo que Dios hace de tí mientras esperas es a menudo más importante que lo que tú estás pidiéndole a Dios. Esperar en Dios conlleva recompensas que ninguna otra cosa puede ofrecer. He aquí alguna de ellas: 1)Eres vindicado. "No te impacientes a causa de los malignos ni tengas envidia de los malhecchores ....Deléitate asimismo en el Señor y Él te concederá las peticiones de tu corazón" 2) Eres fortalecido. "Espera en el Señor, sé fuerte, ten firmeza; pon tu esperanza en el Señor" 3) Eres liberado. "...Esperé al Señor....y me hizo sacar del pozo de la desesperación...." Entonces descansa, espera en el Señor y en el momento propicio Él se manifestará en medio de la situación.
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