domingo, 14 de mayo de 2023

No pierdas la compasión (1)

                      La preocupación de Cristo por un mundo dañado se manifestó de dos maneras: condenando a los que se aprovechaban de los demás y compadeciéndose de quienes no podían mejorar su situación. Una vez cogió un látigo y echó a los cambistas fuera del templo. Otra vez sanó a los enfermos y alimentó a los hambrientos. De aquí extraemos una enseñanza: puedes conformarte y decir: 'Sé que hay problemas en el mundo- Es una pena, pero mientras no me afecte a mi personalmente, prefiero no pensar en ello. Las trampas son parte de la economía y la política. Así son las cosas'. Con esa actitud, al igual que el sacerdote y el levita  en la parábola del buen samaritano, cuando ves esas cosas "pasas de largo".

                      Lo triste es que incluso iglesias que predican fielmente la Palabra y ganan almas ( dos misiones de suma importancia), fallan en ese aspecto, ¿Por qué? Porque tienen miedo de identificarse con quienes promueven un "evangelio social". Pero más bien nos debería preocupar lo contrario. "Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo... el amor de Dios habita en él?....No amemos de palabra ni de labios para afuera sino con hechos y de verdad". ¿Qué te mueve? ¿El éxito en los negocios? ¿Fundar una buena familia? ¿La excelencia en el ministerio? Todas esas metas son dignas, pero si quieres saber qué movió a Cristo, lee esto: "Al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas". Así que no pierdas la compasión.

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