Fueron necesarias cuatro personas para llevar al paralítico a Jesús y por suerte, no eran de las que se rendían fácilmente . No dejaron que la multitud se interpusiera. Hasta "abrieron un agujero en el techo" para llevar al amigo a Jesús. Por eso si quieres ministrar a otros: 1) Debes conocer su necesidad. Algunos pueden parecer muy fuertes y centrados, pero en su interior estás postrados en una camilla. Cuando están solos claman: Dios, si no me ayudas en esto, estoy acabado'. Están heridos, desesperados, se sienten impotentes y lo saben. 2) No debes dejarlos tirados. Comprometerse a llevar a alguien a Jesús significa levantarlo, no dejarlo nunca tirado y apoyarlo durante todo el trayecto. Significa consolarlo, animarlo y brindarle seguridad hasta que el Señor toque su vida. 3) Debes permitir que Jesús obre a Su manera. Muchas veces, las personas heridas no saben lo que necesitan, pero Jesús sí. Entonces una vez que los lleves a ese punto, retírate y déjale obrar. Cuando llevamos un tiempo en la iglesia, tendemos a fijarnos en los cambios externos de la persona. Jesús, en cambio, reconoció que la primera necesidad del paralítico era el perdón: "Hijo mío, tus pecados te son perdonados" Después de eso, trató su segunda necesidad: "Ponte de pie, toma tu camilla y vete a tu casa". No pases por alto la tendencia de Dios a obrar de maneras que parece que no tengan sentido. Él sabe lo que hace y nunca deja nada a medias. Una vez que empieza la obra en alguien, "la continuará hasta que quede completamente terminada".
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