martes, 18 de junio de 2013

Saber callar

                                                                     Alguien escribe: "Mi hija, que estaba embarazada de muchos meses , se cortó el pelo...pasó de tenerlo largo a pelo corto, muy estiloso. Estaba tratando de acostumbrarme a su nueva imagen cuando se encontró con una amiga. '¿Qué has hecho?' exclamó con disgusto la amiga...'No me gusta'. Luego, en un esfuerzo de justificar su comentario, añadió:`'Ya me conoces, yo siempre digo la verdad'. Cuando nos íbamos,mi hija me dijo que hubiera preferido que ese día no le hubieran dicho la verdad...Eso me hizo pensar y tener más cuidado cuando en las conversaciones tengo que elegir entre expresar lo que estoy pensando o en callarme la boca. Escucho a menudo que "decir las cosas como son" y "ser franco" es bueno para las relaciones. Los reality shows de la televisión o de las tertulias  y entrevistas potencia esa reverencia por decir la verdad. No obstante, hay algo de lo que estoy convcencida, al menos en mi caso: si dijera todo lo que pienso lastimaría a mucha gente"
                                                                      Además, el hecho de que se piense algo, no significa que sea la verdad...Una buena pregunta a hacerse antes de hablar sería. ¿Va a molestar o a hacer daño a la persona , o a nuestra relación? ¿Es el momento apropiado y se dice en el tono adecuado? Por ejemplo, un comentario negativo acerca de la apariencia física del cónyuge es perjudicial cuando él o ella no pueden hacer nada para cambiarlo(porque ya no están en casa) y lo único que se consigue es que la persona se sienta incómoda toda la velada". La Biblia dice:"Los necios dan rienda suelta a su enojo, pero los sabios calladamente lo controlan" Saber cuándo callar es a menudo más importante que saber qué decir. En eso pensaba el apóstol Pablo cuando escribió: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes".
 

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