A un hombre le asignaron un asiento del medio en un avión. Cansado y queriendo dormir se irritó cuando la niña del asiento de al lado, la cual padecía del sindrome de Down, le preguntó: "¿Señor, usted se cepilla los dientes?" "Sí" le contestó él.
"¡Qué bueno! La gente que no se cepilla pierde los dientes"
Un poco después preguntó: "¿Señor, usted fuma?" "No" contestó el.
"¡Que bueno! La gente que fuma se muere"
Después de un largo silencio, ella se volvió otra vez hacia él y dijo: "Señor, ¿ama usted a Jesús?" "Sí" respondió él.
"¡Qué bueno! añadió ella. La gente que ama a Jesús va al cielo."
Aunque profundamente conmovido, él se echó para atrás esperando que no hubiera más preguntas. Justo entonces la niña dijo: "Señor, pregúntele al señor que está a su lado si se cepilla los dientes".
Bueno, ya te puedes imaginar lo que vino después.Cuando llegó a la pregunta sobre Jesús, el segundo hombre se puso pensativo. "Me temo que no entiendo" dijo. Durante la hora siguiente, los dos hombres hablaron sobre asuntos eternos.
A veces las oportunidades para compartir el amor de Dios podrían venir inusitádamente. Pero si estamos dispuestos, Dios bendecirá nuestro más débil intento de decir a los demás que Jesús los amaba tanto que murió por ellos.
Nunca se habla de Dios a la persona errada.
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