viernes, 2 de agosto de 2013

Dar el salto

                                                                      Cuando has planificado y te has preparado, llega un momento en que tienes que dar el salto. ¿Te asusta? ¡Por supuesto ! Existen dos clases de personas: Las que saltan sin mirar; a estas las dominan sus impulsos. Y luego están las otras, las que miran, y miran, y se lo piensan pero nunca se lanzan; a estas las controla el temor. ¿En qué grupo te encuentras?.
                                                                        Imaginate una escena: Un padre jugando con sus dos hijos pequeños; él está dentro de la piscina y les anima a que corran, den un salto y se lancen al agua para tomarlos en sus brazos al caer. Uno de los niños lo hace; el otro mira desde el borde, aplaude y demuestra su alegría afuera. Pero cuando el papá le pide que haga lo mismo, el pequeño se niega con un gesto y se echa hacia atrás. ¿Eres tú así? ¿Eres alguien que vive al borde de la piscina pero nunca se lanza, contentándote con admirar las experiencias de otros? ¿alguien que prefiere no arriesgarse? Nunca disfrutarás de lo mejor si te domina el miedo a que pase algo malo. A lo mejor te justificas diciendo: 'No estoy seguro de donde voy a caer'. Sería muy insensato de tu parte cerrar los ojos y lanzarte antes de saber si hay agua en la piscina o que tu padre te haya dicho: `Ven, yo te tomo en mis brazos`,
                                                                          Hay una marcada diferenciaentre la prudencia y la paranoia. La prudencia te hace poner el cinturón de seguridad; la paranoia no se monta en el automóvil. La prudencia se lava la suciedad; la paranoia evita todo contacto humano. La prudencia ahorra para la vejez; la paranoia se aferra a cada céntimo. La prudencia prepara y planifica; la paranoia se llena de terror.La prudencia calcula el riesgo y da el salto;la paranoia nunca entra en el agua. Para alcanzar el destino que Dios te ha preparado, no te reprimas, sino que obedece a Dios y da el salto. En el momento que lo hagas, se empezarán a abrir puertas y aparecerán los recursos ahí donde ahora solo se ve escasez. Dios te proporcionará los medios, el modo de hacerlo y las personas necesarias. No temas porque yo estoy contigo.                

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