viernes, 6 de junio de 2014

Pescar o pelear

                                                      Para seguir a Cristo, tienes que aprender a ser pescador de hombres, y luego hacerlo.Alguien que salía a pescar de pequeño narra:"Salimos soñando con un poco de sol. Pero la mañana presentaba un cielo gris y el lago era una montaña de grandes olas donde era imposible pescar. Al otro día...hielo. Tratamos de seguir animados...pero me empecé a dar cuenta...Mi compañero tenía mal temperamento... mi papá estaba demasiado susceptible...No hay nada como estar encerrado con alguien para ver su verdadero carácter. Al despertarnos a la mañana siguiente con agua nieve, todos andábamos de muy mal humor...mi compañero estaba insoportable y papá no parecía andar nada bien, así que cuando nos dijo que nos volvíamos a casa, a nadie le importó.
                                                         Cuando la energía destinada para una tarea exterior, se usa por dentro...en lugar de echar redes, tiramos piedras. En lugar de dar una mano, apuntamos con el dedo. En lugar de ser pescadores de los perdidos, nos hacemos críticos de los salvados. En lugar de cuidar a los heridos herimos a los cuidadores. ¿El resultado? Iglesias divididas; mal testimonio; corazones lastimados; batallas legalistas. Pero cuando los que han sido llamados a pescar hacen su trabajo, entonces sobresalen ...Nada une más a los soldados que luchar por un objetivo común. Si se quedan adentro en los barracones, se inventará cosas de qué quejarse: las camas son muy duras, la comida está fría, los comandantes son demasiado severos. Pero si colocas a esos mismos soldados en las trincheras y les dejas disparar unas balas, esos barracones aburridos se convierten en un hermoso refugio...La próxima vez que la situación en el exterior te tiente refugiarte adentro...¡sal! Porque si los pescadores no pescan, ¡pelean!.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario