lunes, 5 de octubre de 2015

La importancia de los monólogos internos

                                                         El capítulo tres del libro de Lamentaciones describe cómo podemos sumirnos en la desesperación y cómo podemos superarlo.La caída en picado de Jeremías empieza en el primer versículo: "Yo soy aquel que ha sufrido la aflicción...." y llega a convertirse una terrible obsesión con sus problemas. Cuando las circunstancias se deterioran, nuestros monólogos se parecen mucho a los de Jeremías. Este culpó a Dios de sus síntomas físicos, de su angustia y del sentirse atrapado. Se repetía en su mente que Dios no le había respondido en sus oraciones y creía que era objeto de escarnio público (síntomas típicos de la depresión). No es de sorprender que se sintiera desamparado y desesperado. Estos pensamientos desencadena e intensifican la desesperación y la depresión y alimentan el negativismo.
                                                           El momento crucial para su recuperación llegó cuando Jeremías modificó su discurso interno: "Algo...me viene a la memoria , lo cual me llena de esperanza" Cambio su forma de pensar  al recordar la bondad de Dios y Su misericordia : "El gran amor del Señor nunca se acaba , y su compromiso jamás se agota .Cada mañana se renuevan sus bondades; 
¡muy grande es su fidelidad!. Cuando cambies la forma de pensar, cambiará el estado anímico. No ocurre automáticamente, tienes que dirigir los pensamientos  deliberadamente hacia otras cosas en el momento cuando menos sientes hacerlo. Notemos algo: Las circunstancias de Jeremías no mejoraron, pero sí su forma de entenderlas . Una serie de pensamientos alentadores fue el detonante que le hizo cambiar su discurso negativo y escapar de la depresión: " Mi porción es el Señor: por tanto en Él esperaré, dice mi alma". Por eso son tan importantes tus monólogos internos.    

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