viernes, 2 de junio de 2017

El amor debe estar arraigado en la confianza

La verdadera prueba de confianza en una relación es ser  apaz de compartir los secretos y luchas, tus temores y fracasos; una intimidad basada en la sinceridad. Se necesita valentía  para  ser sinceros con Dios y mucho más para serlo con otros. La relación entre Adán y Eva  se describe en estos términos: "Estaban ambos desnudos, Adán y su mujer y no se avergonzaban". Eran abiertos y transparentes el uno con el otro porque no tenían nada que esconder ni qué avergonzarse. Tal vez hayas sido tan lastimado por cierta relación que te has prometido 'No voy a confiar en nadie'. Dices eso porque no  has sido sanado. No confiar en nadie es como vivir en un torreón. Estarás a salvo de los embistes de la vida pero tan ausente de ella que no tendrás consciencia de las personas, los lugares, las fechas o los acontecimientos. Solamente hablas del pasado porque dejaste de vivir años atrás.
                       ¡Hay buenas noticias! "Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas". El proceso de sanidad de Dios te puede librar para que vuelvas a disfrutar de la vida, confiar de nuevo y vivir sin temor. No te aisles, disfruta con la gente. No importa lo que hayas perdido (un matrimonio, una socio, un amigo  íntimo); estás listo para vivir o vas a continuar repitiéndote que nadie, ni siquiera tú  puede cambiar el pasado? Algunos tienen la capacidad y la gracia de vivir solos y sentirse completos y realizados. Si tu eres uno de ellos adelante. Pero si no, confía que Dios traerá a la persona adecuada a tu vida en el momento justo.  

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