Un hombre estaba sentado en el banco del parque con un aspecto tan abatido que un policía se acercó para consolarlo- ¿Le pasa algo señor?- "Sí" respondió, "hace unos meses mi abuelo me dejó medio millón de dólares y varios pozos petrolíferos". El policía exclamó: "¡Pero eso no es para apenarse!". "Ya, pero usted no sabe la historia. El mes pasado, mi tío me dejó un millón de dólares". El policía sacudió la cabeza. ¿No lo entiendo ?. "¿Por qué se siente tan desdichado entonces ?". El señor respondió: "Porque en lo que va de mes, nadie me ha dejado nada".El hombre del parque era de esos que se sienten siempre insatisfechos, tengan lo que tengan. El salmista nos enseña que para corregir la ingratitud hay que cultivar el hábito de agradecer."Bendice alma mía, al Señor, y no olvide ninguno de Sus beneficios". Pensar agradecer va de la mano. Traer a la mente las bendiciones nos mueve a la adoración.
Un antiguo himno dice así: "Bendiciones, ¡cuantas tienes ya!...te sorprenderás cuando veas lo que Dios por ti hará". El autor del Salmo 103 nos anima a hacer 3 cosas:
1)Pensar en lo que Dios nos ha dado. Su perdón, sanidad, protección, redención, amor y compasión.
2) Pensar en lo que Dios no nos ha dado. el castigo que merecen nuestros pecados. 3) Pensar en lo que Dios está por darnos."Desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que Lo temen". Dios acepta cuando confías en la obra de Cristo, no en tus obras. Así que cada mañana mírate al espejo y di: "Bendice al Señor, alma mía y no olvides ninguno de Sus beneficios".
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