miércoles, 4 de octubre de 2017

Deja de preocuparte

                       Alguien escribió: "No lograba estar tranquilo. Si no lo tenía todo bien atado, me volvía ansioso, inquieto, nervioso, preocupado, de mal genio ... como un drogadicto que elude el síndrome de abstinencia con otra dosis; no era la misma gravedad, pero sí los mismos síntomas. Yo era un cristiano que supuestamente caminaba por fe. Confiaba en Jesús en cuanto a mi salvación, pero en otras áreas confiaba en mí mismo". ¿Tú también vives así? Otro escritor comenta: La preocupación es la fe en lo negativo, la confianza en lo desagradable, la expectativa de desastre y la creencia en la derrota. Funciona como un imán que atrae las situaciones negativas. La fe es una fuerza poderosa que crea circunstancias positivas. Preocuparse es desperdiciar el tiempo de hoy y echar por tierra las oportunidades de mañana con problemas de ayer".
                           Una vez le preguntaron a un anciano qué le había robado el gozo en su vida y respondió:
"Las cosas que jamás ocurrieron". ¿Te acuerdas de qué cosas te preocupaban hace un año? ¿No crees que gastaste demasiadas energías en ellas? ¿Acaso no se resolvieron al final? Casi nada de aquello que nos preocupa llegará a suceder. ¿Sabías que una niebla densa de 30 metros de visibilidad que cubre siete manzanas se compone de menos de un vaso de agua? ¡Un vaso! Pero puede anular la visión casi por completo. Una copa llena de preocupación puede hacer exactamente lo mismo. La Biblia dice que "el hombre no es dueño de su destino, que no les es dado ... dirigir sus propios pasos". Deja de querer controlar todos los posibles desenlaces. La vida va mejor cuando decides mantenerte firme en la Palabra de Dios y confías en que Él va a cuidar de ti. 

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