jueves, 5 de octubre de 2017

Escucha atentamente y sin interrumpir

                                 Si te acostumbras a escuchar con detenimiento cuando te habla una persona, descubrirás quién es y qué es; y con ello podrás decidir si quieres entablar una conversación con ella. Más vale prevenir que curar. En la mayoría de los casos, cuando alguien comienza a advertirnos de sus debilidades y de qué podemos esperar de él o de ella, nos lanzamos con nuestros pensamientos motivacionales del tipo "¡Seguro que no es así!" y le animamos a seguir dando pasos con nosotros. Es necesario aprender el valioso arte de escuchar sin interrumpir. Si lo haces, te ahorrarás años en lágrimas, decepciones sufridas en secreto y experiencias negativas.
                                     En lugar de usar tu optimismo y capacidad de persuasión para forzar a alguien a aceptar tus metas y objetivos, aprende a diferenciar cuanto la persona no va a llegar a ser lo que tu quieres por el simple hecho de que así lo desees o creas que puede dar ese cambio. No ha adquirido tus mismas experiencias, y tu carácter y madurez no compensarán nunca sus carencias. Si no eres consciente de este principio, las relaciones demandantes podrán agotarte y dejarte sin fuerzas durante años. Ya se trate de relaciones personales o profesionales, si tienes que motivar a alguien constantemente para arrancar, también tendrás que seguir motivándolo para mantenerlas. Por otra parte, si miras, escuchas, oras y observas, podrás decidir antes de empezar si merece la pena entablar una relación. Y si le preguntas a Dios, Él te guiará, puesto que su palabra dice: " ... Observa con cuidado, escucha atentamente y fíjate bien en todas las cosas que te muestro, porque para que Yo te las mostrara has sido traído aquí ... "    

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