jueves, 29 de agosto de 2019

Los derechos del matrimonio (2)

                                                     En su comedia televisiva Jerry Seinfeld estaba hablando del matrimonio con un amigo y le dijo por qué no se había casado: "Ninguna persona sana quería el descuido que tengo que ofrecer" No nos engañemos; los matrimonios incluso los mejores, están formados por dos personas imperfectas que a veces se descuidan mutuamente. Y cuando has sido herido, es fácil reaccionar en la carne en lugar de responder en el espíritu. Algunas heridas son profundas. Debemos recordar que el perdón es una decisión pero que la confianza es un proceso; cuando se pierde lleva mucho tiempo volver a recuperarla. Los hombres y las mujeres a menudo perciben la confianza de una manera diferente. Cuando una esposa se siente herida, el esposo a veces cree que con disculparse, ella va a volver a confiar en él, sentirse bien y no hablar más del tema. Pero no es así, sino que tienen que suceder dos cosas: Primero, el cónyuge que ha ofendido, tiene que reconocer que lo ha hecho. No le digas a ru pareja que "se sobreponga". Entiende que sus sentimientos han sido heridos, aunque la persona actúe como si no fuera el caso. Reconoce su dolor. Cuando alguien racionaliza o trivializa lo que nos hiere, lo único que consigue es enfadarnos más. Sólo cuando sabemos que la otra persona entiende nuestros sentimientos, podemos empezar a sanar la herida. Segundo, el cónyuge ofendido tiene que cuidarse de que no haya raiz de amargura. ¿Cómo se evita? Negándose a seguir ofendido más tiempo del necesario y dejando que Dios sane tu corazón y restaura tu amor. La Biblia dice: "Si oís hoy su voz , no endurezcáis vuestros corazones" Cuando Dios te da la gracia para perdonar sanar la herida. ¡tienes que hacer uso de ella!

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