martes, 13 de agosto de 2019

Saber esperar

                                                  Alguien define la capacidad de saber esperar "la actitud por excelencia". Para tenerla se necesitan tres cualidades: 1) Humildad. "Como los ojos de los siervos miran la mano de sus señores...así nuestros ojos miran al Señor, nuestro Dios..." Se cuenta de un hombre que esperó tanto para ver a su médico que acabó mandándole una factura por el tiempo gastado. En serio, en la vida hay una correlación entre el status de una persona y lo que tiene que esperar. Las personas de posiciones más bajas normalmente tienen que esperar a las de posición más elevada; y los sabios aprenden a enfrentar este hecho con paciencia y calma. El esperar nos recuerda que no estamos en control; nos da lecciones necesarias de humildad. 2) La confianza. "Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia". En el mundo de los trapecistas, se establece una relación muy estrecha en el que vuela y el que atrapa al volador. En cuanto el primero se suelta, debe confiar en que el otro le va a agarrar. Asimismo, nosotros debemos hacer lo que Dios nos indica y luego esperar en Él, aunque no veamos claramente su mano. En esas etapas de la vida se profundiza y desarrolla nuestra fe. "Alma mía, espera en silencio solamente en Dios..." Alguien escribe: "Cuando oramos, nos damos cuenta de que Dios está actuando y que cuando se den las circunstancias, cuando los otros de quienes dependemos estén en el lugar adecuado y cuando nuestros corazones tengan la actitud correcta, Él nos impulsará a la acción . Esperar en oración es negarse, disciplinadamente, a actuar antes de que Dios lo indique. La palabra para hoy es, entonces, "aprende a esperar; ¡es la actitud por excelencia!.

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