Jesús "se levantó de la cena, se quitó su manto y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido. Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: Señor, ¡tú me lavarás los pies? Respondió Jesús y le dijo:...Si no te lavo, no tendrás parte conmigo....Después que les lavó los pies, tomó su manto, volvió a la mesa y les dijo: ...¿sabéis lo que os he hecho?...Ejemplo os he dado para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis...El siervo no es mayor que su señor...."
Fijémonos en dos enseñanzas de Jesús: 1) Para servir a Dios tienes que servir a los demás. Cuando Pedro puso objeciones, Jesús le dijo: "...Si no te lavo no tendrás parte conmigo..." Para cumplir tu parte en el plan de Dios, tienes que poner a los demás antes que a tí mismo. Es posible que lo que estés haciendo ahora te esté enriqueciendo personalmente, pero ¿estás sirviendo a otros y agradando a Dios? 2) Cuando servimos, no hay nada que sea demasiado indigno. ¿Puesdes imaginar la escena? Jesús que era Dios, se agachó para lavar la parte más baja, sucia y con peor olor del cuerpo. Acuérdate de esa imagen cuando se te pida hacer algo que no quieras hacer o que pienses que es demasiado servil. Jesús vio tanto valor en los desahuciados, los perdidos. los más pobres y los de mas bajo rango de la sociedad que vino a redimirlos. Y hoy Él quiere que hagas lo que esté en tus manos para servir al prójimo.
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