Tal vez seas un gran visionario, pero no triunfarás hasta que aprendas a inspirar a otros con tu visión para que ellos la hagan suya. La capacidad de transmitirla es fundamental; sin embargo hay algo más: debes de tener credibilidad y convicción . La gente no adoptará tu visión a menos que tú mismo estés convencido. Si lo estás, no tendrás dificultad en persuadir a los demás de la importancia de la tarea. Es cuestión de que la persona idónea presente el mensaje apropiado, en el momento jusato a la audiencia adecuada.
Un psicólogo y escritor describe así el proceso: "La visión que hablamos a los demás respecto a su potencial tendrá gran impacto en ellos cuando lo que decimos esté en línea de lo que el Espíritu ya les ha hablado a sus almas." Ese poder podrá persuadir a otros para que se unan en la consecución de tu visión , incrementándose así las posibilidades de éxito. Hay una ecuación matemática en la Biblia muy interesante, que sostiene que uno puede hacer huir a mil, pero dos a diez mil. Este es el poder de tu sinergia, enseñado en las Escrituras. Cuando te todeas de las personas apropiadas y cuentas con la bendición del Señor, conseguirás mucho más de lo que nunca imaginaste.
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