sábado, 22 de julio de 2023

¡No seas impulsivo!

              Aunque eran genelos, Esaú y Jacob eran muy distintos. Pero pronto aprendieron a negociar. ¿Has visto alguna vez a niños que hacen tratos que claramente favorecen a unos y perjudican a otros? Por ejemplo, un niño ofrece una chocolatina a otro a cambio de un juego de video muy caro. Pues bien, esa misma dinámica funcionó entre Esaú y Jacob. Esaú había estado cazando y volvió a casa agotado y hambriento. En ese momento nada le importaba más que la comida, así que ni siquiera pensó en el futuro y en su herencia de primogénito. En un momento de debilidad dijo: "...Me estoy muriendo, ¿para qué, pues me serviría la primogenitura?...Y vendió a Jacob su primogenitura (por) pan y...guisado de lentejas..." Una decisión que tuvo que lamentar el resto de su vida y de la que no pudo retractarse. 

              A los drogadictos en rehabilitación  se les enseña la importancia de observar la señal de STOP con cuatro cosas que les ponen en peligro: cuando tengan hambre, estén enojados, se sientan solos o estén cansados. Y tú también. Si actúas siguiendo los impulsos podrás hacer lo siguiente: 1) comprar cosas que no necesitas a precios que no te puedes permitir. 2) reaccionar antes de saber todos los hechos, con la consiguiente pérdida de respeto, oportunidades y buenas amistades. 3) Comprometer tu carácter por unos momentos de placer pecaminoso. 4) Abandonar la carrera en la mitad, o lo que es peor, a punto de conseguir la victoria. La Biblia dice: "...El que crea, no se apresure". Cuando tomas decisiones basadas en la gratificación instantánea en lugar de convicciones profundas y en propósito a largo plazo, al final siempre pierdes. Así que no hagas esa clase de tratos y no te juegues el destino dado por Dios por un momento de placer. Sé paciente y aguanta. Si lo haces, Dios hará que se realicen tus sueños a lo grande, en lugar de que sean menoscabados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario