Después de muchos años de matrimonio, Juan decidió divorciarse de su mujer. Las razones que dio al consejero fueron: 'No es guapa, no es interesante, está gorda y no es buena ama de casa'. El consejero le dio la siguiente recomendación: 'Empezando hoy, quiero que vayas a casa y trates a tu esposa como si fuera una reina hermosísima. Haz todo lo que puedas por agradarla. Escucha con atención cuando habla de sus problemas, ayuda en las tareas del hogar y sácala a cenar los fines de semana. Quiero que pretendas que de verdad es fantástica y hermosa. Después de dos meses de ese comportamiento maravilloso, haces las maletas y te vas. ¡Eso le dará un toque de atención! Juan pensó que no era mala la idea y decidió ponerla en práctica. Llevó a su mujer a pasar fines de semana románticos y le leía poesía todas las noches.
Al acabar los dos meses el consejero le llamó y le preguntó: Juan ¿has demandado el divorcio? ¿Estás deseando volver a la soltería? Juan contestó: '¿ Qué dices? Estoy casado con una mujer maravillosa. Nunca he sido tan feliz en toda mi vida. No dejaría a mi mujer por nada del mundo. De hecho, estoy descubriendo cosas fascinantes acerca de ella todos los días. ¿Divorcio? Ni hablar'. La Biblia dice: "...Todo lo que el hombre siembre, eso también segará" . Cuando Juan cambió su estrategia y comenzó a sembrar semillas de amor, cosechó un matrimonio que nunca pensó que sería posible. ¿No crees que la misma estrategia podría funcionar contigo? ¿Qué tienes que perder? Inténtalo y mira a ver que pasa. Lo más probable es que a ti y a tu esposa/o os encanten los resultados.
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