Alguien escribió: "Hoy estamos llorando la pérdida de un viejo amigo: el sentido común. Dedicó sus servicios a colegios, hospitales e iglesias; cumplió su trabajo sin grandes alardes ni aspavientos. Durante décadas. no le afectaron las reglas ridículas ni los pleitos frívolos. Se caracterizó por compartir con los demás, enseñar a los niños valores espirituales y a vivir dentro de sus posibilidades económicas. Sobrevivió a la revolución industrial y a la Gran Depresión. Pero no pudo soportar los estragos del declive moral y espiritual. Observó como los dirigentes se volvían corruptos y la gente buena se volvía apática. Vi´p como los delincuentes tenían más derechos que las víctimas. Observó con desesperación como los profesores, que necesitaban el consentimiento paternal para dar una aspirina a un alumno, no podían informar a los padres si su hija quería abortar. Antes del sentido común habían fallecido la verdad, la lealtad y la responsabilidad. a su funeral asistió muy poca gente, pues muy pocos se dieron cuenta de que se había ido."
En una encuesta reciente el 50 por ciento de los encuestados dijo que creía que no existían "los valores absolutos" cuando se trataba del bien y del mal. Si miramos a nuestro alrededor, ¡vemos las consecuencias de esa forma de pensar! Pero Dios no está de acuerdo con eso. Su palabra es clara: " ...Retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal ".
Entonces lucha por lo que es bueno y no te importen las críticas. A la oscuridad nunca le ha gustado
la luz, ni lo malo ha sido aliado de lo bueno. Pero tú camina en la luz y elige siempre lo bueno.
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