miércoles, 8 de enero de 2014

Los sabios siguen buscándolo

                                                            ¿Qué le motiva a alguien dejar la comodidad de su hogar, viajar dos mil millas en camello, atravesar ardientes desiertos plagados de asaltadores y peligros y seguir una estrella a un destino desconocido ? Sólo hay una respuesta: los sabios - hombres y mujeres - siempre han tenido sed de Dios. Se dice que las palabras más buscadas en Internet hoy en día son "trabajo", "sexo" y "Dios". El trabajo responde a nuestra necesidad de seguridad; el sexo, a nuestra necesidad de compañerismo e intimidad; Dios apela a nuestra necesidad de ser perdonado, de sentir paz y gozo y de entender nuestro propósito en este mundo. Es por ello que aún las tribus primitivas  que no conocen de Dios, hacen dioses de las montañas, los árboles y las rocas. En el fondo de nuestro ser, todos tenemos la necesidad de experimentar algo más grande que nosotros mismos y de conocer a alguien que nos ame , nos proteja y nos dirija.
                                                                Fijémonos bien dónde los magos de Oriente NO encontraron a Cristo: en el mundo de los negocios. Todos los hoteles de Belén estaban llenos, con un cartel que decía "completo". No han cambiado mucho las cosas desde entonces, ¿verdad? El treinta por ciento de todas las ventas de los grandes almacenes se hacen en el período navideño. Cincuenta por ciento de las fiestas se celebran durante la Navidad y el Año nuevo. Se vende uno de cada diez litros de alcohol en esas fechas también. Está claro que Jesús es bueno para los negocios. El problema es que preferimos el mito al Maestro; queremos un Papá Noel pero no un Salvador, deseamos un cuento de hadas pero no el hecho histórico.     

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