miércoles, 27 de agosto de 2014

"No codiciarás"

                                                          En el último de los diez mandamientos, Dios dijo a su pueblo: "No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno ni cosa alguna de tu prójimo" Codiciar significa intentar apoderarte de cosas que no te pertenecen, o desearlas. Según un escritor: "La codicia es simplemente querer tener más de algo de lo que ya tienes suficiente".
                                                          Un pastor escribió en su libro de sermones los siguiente: "Cuando estaban excavando Pompeya, encontraron un cuerpo de mujer petrificado por las cenizas del Vesubio. Sus pies apuntaban a las puertas de la ciudad, pero su cara miraba hacia algo más allá de sus manos  extendidas. La presa que intentaron alcanzar sus dedos petrificados era una bolsa de perlas. Quizá se le habían caído a ella mientras huía por salvar su vida o quizá se las había encontrado ahí donde le habían caído a alguien. Sea como fuera, aunque la muerte estuviera pisándole los talones  y la vida la estuviese llamando desde el otro lado de las puertas de la ciudad, no consiguió quitarse de encima el hechizo. No fue la erupción del Vesubio lo que le hizo amar las perlas por encima de su vida; la erupción no hizo más que petrificarla en ese esfuerzo codicioso" No hay nada de malo en querer más en la vida, siempre y cuando estés disfrutando de las cosas que Dios ya te haya dado y las estés compartiendo con los demás.

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