La Biblia dice: "...Hombre y mujer los creó". Dios creó a la mujer para ser mucho más que una versión ligeramente alterada del hombre. Adán era todo masculino; Eva era todo femenina, tan distintos como el día y la noche. Pensaban, sentían, y hablaban y actuaban de una forma diferente . Sus prioridades eran distintas y discrepaban en sus necesidades. Y así como esta primera pareja les fue necesario entenderse lo es también para nosotros. Seguimos necesitando entendimiento, paciencia, generosidad, esfuerzo mutuo y comprensión. La filosofía del apóstol Pablo es fundamental para un matrimonio feliz : el marido tiene que entender que la esposa necesita su amor. Y la esposa tiene que entender que el marido necesita su respeto.
Un doctor nos recuerda que los hombres y mujeres hablan un lenguaje diferente en la relación, según sus distintas necesidades. Es verdad que los dos necesitan amor y respeto pero los esposos se sienten amados cuando sus esposas les dan respeto incondicional y las esposas se sienten respetadas cuando sus esposos les dan amor incondicional. Fijémonos que las palabras de Pablo no son unos simples consejos de sabio, sino órdenes divinas que hay que observar y obedecer. El esposo "debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido". Dios no le pide al marido que se gane el respeto de la mujer , ni a ella que merezca el amor de su marido. Jesús nuestro modelo a imitar, nos respetó y amó incondicionalmente, y pagó con Su vida. El nos pide que hagamos lo mismo el uno con el otro. Como creador del matrimonio, Dios sabe lo que funciona; por lo tanto sigue Su guía en tu hogar.
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