jueves, 14 de diciembre de 2017

Manteniendo las "lineas abiertas"

                                                   Una mujer bromeaba hablando con su consejero diciendo: "Hace veinte años nos casamos para bien o para mal. Y mirando hacia atrás, él no hubiera podido salir mejor y yo peor". Ahora en serio, cualquier buen consejero te diría que el matrimonio es un proceso de ajuste a cosas que son imposible prever. Y una buena comunicación es crucial. Es muy importante:
                                                     (1).- Hablarte a ti mismo antes de hablar con tu cónyuge. Antes de sacar el "lanzallamas", pregúntate a ti mismo si el miedo, el estrés o la preocupación es el causante de la reacción de tu pareja. ¿De veras ha tratado de herirte deliberadamente? ¿Te molesta más que antes porque te sientes inseguro/a o despreciado/a? ¿No podría ser que estés malinterpretando o exagerando el problema? Si identificas tus sentimientos, eso te ayudará a comunicarte con más calma y con más claridad-
                                                     (2).-Reajusta tus expectativas. Tenemos el derecho a esperar que nuestro/a esposo/a nos ame, nos respete y nos sea fiel. Pero algunas otras expectativas son irreales, por ejemplo: esperar que él/ella haga ciertas cosas que tu nunca hiciste. Pablo dice: "...el amor...todo lo espera..."
                                                       (3).- Sé honesto referente a cuestiones de confianza. Es mejor ser sincero que dejar que las cosas se acumulen. No es malo admitir que algunos días estás mas a`purado que otros. Por ejemplo, un doctor dijo: "Si una mujer está preocupada cada vez que su marido llega tarde a casa por temer que haya tenido una aventura  amorosa, está bien decir: 'Sé que es absurdo, pero es que estoy pasando un mal día'''. Esta clase de honestidad fortalecerá vuestra relación.       

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