Si eres una madre, ¿por qué no haces esta oración?: "Señor, ayúdame a dar a mis hijos lo mejor que tengo, no de las cosas, sino de mí misma, apreciándoles en sus buenos y en sus malos momentos, y no en los míos. Enséñame a aceptarles por lo que son, y no por lo que hacen, a escucharles si sólo fuera para que aprendan a escucharme a mí, a animarles a alcanzar tus propósitos para sus vidas, y no necesariamente los míos. Permíteme ofrecerles un hogar donde el respeto y la integridad sean los principios básicos, y que esté inundando la felicidad. Que pueda darles coraje para que sean honestos con ellos mismos, independencia para cuidar de sí mismos y fe para creer en Ti. Dame sabiduría para disciplinarles sin degradarles, exigirles buenas maneras sin olvidar las mías, y hacerles saber que mi amor por ellos es ilimitado, pase lo que pase.
Ayúdame a alimentarles correctamente, vestirles como es debido y a tener lo suficiente para obsequiarles con pequeños regalos, no por los trabajos que hagan sino por la alegría
que eso produce. Cuida a que sea prudente en todas estas cosas, para que el gozo de recibir les ayude a descubrir el gozo de dar. Que sus responsabilidades sean reales pero sin ser agobiantes, que mis expectativas sean altas pero no abrumadoras, y que mis halagos sean tanto prudentes como oportunos. Ayúdame a enseñarles que la excelencia es la verdadera recompensa de su trabajo. Y cuando llegue el momento, permíteme disfrutar de cada elogio, aunque sea muy pequeño, sin que pretenda jamás que me pertenece, porque me basta el regocijo por tener los hijos que tengo. Y sobre todo ayúdame a forjarles tan profundamente en tu verdad que pueda dejarles ir tranquilamente. En el nombre de Jesús, ¡amén!.
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