martes, 12 de diciembre de 2017

"¡Súbete al autobús en seguida!"

                                                     Alguien escribió: "Jason, nuestro hijo más pequeño, tiene dos metas en la vida. Una es divertirse, la otra descansar, y sabe hacer las dos cosas muy bien. Por lo que no debería haberme sorprendido lo que sucedió un día de otoño cuando le mandé al colegio. Mientras Jason salió para tomar el autobús escolar , yo empecé a organizarme para afrontar un día repleto de actividades. Sorprendentemente, llamaron a la puerta, significando una interrupción en mi ritmo matinal, algo que no suele ocurrir muy a menudo. Fui corriendo hacia la puerta, la abrí enérgicamente y, para mi asombro me vi cara a cara con Jason. "¿Qué estás haciendo aquí?", le pregunté. 'He dejado el cole' anunció. '¿Dejado el cole?', repetí con incredulidad a un decibelio más alto que el ser humano puede oír, tragándome la saliva de golpe y tratando de recordar algo sobre la psicología maternal. Pero todo lo que me vino a la mente fue algo como: 'más vale prevenir que curar', o cosas semejantes, que no parecía lógico para aplicar en el dilema de un alumno de seis años. Así que le pregunté: '¿Por qué has dejado el cole?'. Sin la menor vacilación, declaro:
'Dura mucho tiempo, es muy serio y es aburridísimo' 'Jason', repliqué inmediatamente, 'acabas de describir la vida misma'. ¡Sube al autobús enseguida!.
                                                      Cuando se trata de nuestras vidas como creyentes, Dios no nos promete un "camino de rosas en el campo de batalla" ni una "alfombra en la pista de carreras", sólo un "tablero de ajedrez" de adversidades y progresos. Su Palabra dice: "...estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano". Por lo tanto, hoy, la palabra para ti es: "¡Sube al autobús en seguida!".   

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