Un niño escribió esta carta divertidísima: "Una abuela es una señora que no tiene hijos propios y le gustan los niños y las niñas de otras personas. Un abuelo es como una abuela, pero es un hombre. Se da paseos con los chicos y ellos hablas de pesca y cosas parecidas. Las abuelas no tienen otra cosa que hacer que estar ahí , y son tan viejas que no pueden jugar demasiado o correr. No pueden hacer más que llevarnos con un montón de dinero en la mano a la tienda donde está el caballo de mentira. Y si nos llevan de paseo, se paran para mirar hojas bonitas u orugas, y nunca suelen decir "date prisa". Normalmente las abuelas son gordas, pero no tanto para poder atarte los zapatos.
Llevan gafas y una ropa interior muy curiosa. Pueden sacarse los dientes y las encías de la boca. Las abuelas no tienen que ser muy listas, solo deben responder pregunas como: '¿Por qué Dios no está casado?' y '¿Por qué los perros persiguen a los gatos?'. Las abuelas no hablan de la misma manera que los chiquitines, como hacen las visitas, y por eso, no las entendemos. Cuando nos leen algo, no se saltan cosas ni les importa si la historia es siempre la misma. Todos los niños deberían tener abuelas, y mucho más, si no tienen tele, porque son los únicos adultos que tienen tiempo".
Abuelo/Abuela: si no estás contento/a con el trabajo que hiciste la primera vez, tienes una segunda oportunidad con tus nietos; ¡no la desperdicies! Si tus hijos están criando a tus nietos en los caminos del Señor, aliéntales y refuerza sus enseñanzas con tu propio ejemplo. Si no lo han hecho, cubre ese hueco inmediatamente: "...enseñarás a tus hijos y a los hijos de tus hijos".
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