Si consideramos lo que la gente pensaba hace años sobre la vida en el futuro, nos damos cuenta de lo difícil que es saber lo que nos espera. Por ejemplo ¿Qué hubiera sucedido si todo el mundo hubiera creído el empleado de la oficina de patentes que dijo en 1899: "Todo lo que se puede inventar ya se ha inventado"? ¡O qué habría pasado si la gente del siglo XIX hubiera creído el siguiente memorándum de la Western Union : " El teléfono tiene demasiadas deficiencias como para que se le considere seriamente un medio de comunicación".
Las predicciones de futuro por lo general son malas adivinanzas. Cuando yo era niño leía revistas científicas que decían que para el final del siglo XX, todos estaríamos volando en autos espaciales y viviendo en casas con cúpulas.
Sin embargo, hay un libro que contiene lo que nos espera y nunca se equivoca. Es la Palabra de Dios. La Biblia tiene palabras consoladoras para los que "creemos que Jesús murió y resucitó". El apóstol Pablo nos consoló diciendo que "el Señor mismo con voz de mando... descenderá del cielo" Cristo regresará para reunir a todos aquellos que, ya sea que estén vivos o muertos, hayan depositado su fe en Él. "... y así estaremos siempre con el Señor" escribió Pablo. Independientemente de lo que nos espere, podemos "alentarnos los unos a los otros con estas palabras".
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