martes, 17 de abril de 2018

"!...No os angustiéis..."

                                                    Todo lo que pudo salir mal, salió mal. Tu hijo adolescente se hizo un "piercing" an la nariz, tu perro vomitó en la alfombra, el inodoro rebosó y el coche perdió el aceite. ¡Claro que estás estresado!. Cuando te agobies recuerda:
                                                    (1) Dios sigue cuidándote. Cuando las cosas se ponen feas , recuerda que el Señor es más grande que tus problemas: "... no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación". (2) No pienses en  abandonar. Cada vez que llegas al límite es una prueba. Tienes ante ti una serie de decisiones que te llevarán hacia el abandono o hacia la victoria a través de la perseverancia. Pablo fue azotado, encarcelado, naufragó y se escapó de la ciudad, pero se negó a rendirse a las circunstancias , y al final pudo decir: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe". 
                                                       (3) Si no tiene tu nombre "escrito", no te lo apropies. Mucho del estrés viene de "micro" dirigir a otros y asumir responsabilidades que no te corresponden. Es preciso que establezcas unos límites saludables. Si no estás seguro de qué es lo más conveniente, pídele a Dios que te muestre hasta dónde debes involucrarte en las vidas de tus amigos y familiares.(4) Tus puntos límite pueden suponer el principio de un cambio radical. ¿Has escuchado alguna vez la expresión "llegar al límite"? Los deportistas la usan para expresar que están agotados y desean abandonar. Pero los deportistas maduros saben que si aguantan el dolor, llega un segundo aliento y experimentan el "estirón" que les llevará hasta la meta . Así que , sigue adelante, porque por la gracia del Señor lo vas a conseguir.   

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