lunes, 9 de abril de 2018

Teniendo un firme propósito

                                                         Conocer tu propósito en la vida, le da mucho significado. Por este motivo, la gente prueba métodos dudosos como la astrología o la metapsíquica para descubrirlo. Si tu vida tiene un firme propósito, puedes soportar cualquier cosa. Sin ello, todo es inaguantable. Isaías se quejaba:
"Por demás he trabajado;  en vano y sin provecho, he agotado mis fuerzas" Job se lamentaba:  "¡Aborrezco mi vida !, no he de vivir para siempre; ¡déjame pues, ya que mis días sólo son vanidad". Un doctor descubrió que podía predecir quienes de sus pacientes con cáncer tenían más probabilidades de sobrevivir preguntándoles: "¿Quiere usted llegar a los cien años ?" Eran aquellos que respondían. "Sí", porque estaban apercibidos de algún gran objetivo que tenían en sus vidas.
                                                            Tener un propósito inconmovible simplifica la vida, porque define lo que debes hacer y lo que no debes hacer. Se convierte en el estándar que utilizas para diferenciar entre las actividades imprescindibles y las que no lo son. Sin una meta no tienes una verdadera base sólida en la que apoyar tus decisiones, usar tu tiempo  y utilizar tus recursos, porque tiendes a tomar decisiones basadas en las circunstancias, en presiones y en tu estado de ánimo de aquel momento. Cuando no conoces tu propósito, te inclinas a hacer demasiado, y eso produce estrés y conflictos. Es imposible hacer todo lo que la gente quiere que hagas; sólo tienes el tiempo suficiente para hacer la voluntad de Dios. Si no consigues hacerlo todo, es que estás intentando llevar adelante más de lo que Él te propuso. Un objetivo constante con el Señor hace que tu estilo de vida sea más sencillo y que tengas una agenda menos apretada, lo que te llevará a una tranquilidad mental y espiritual: "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera..."      

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