viernes, 22 de junio de 2018

Descubriéndote a ti mismo

                                                  Cierto día, un muchacho que estaba haciendo montañismo encontró un nido con un huevo dentro, Cuando llegó a casa, lo puso junto a otros huevos para que lkos incubara una de las gallinas. Cuando el pequeño águila salió del cascarón ,él pensó que era un pollito...Aprendió a comportarse como tal, picoteando en el gallinero igual sus "hermanos" hacían, porque eso es todo lo que sabía hacer. Algunas veces tenía sensaciones raras, pero no sabía que hacer con ellas, así que las ignoraba o las suprimía. Después de todo si era un pollo, debería comportarse como tal...Un día un águila voló por encima del gallinero y el aguilucho, mirando hacia arriba, la vio. En aquel momento sintió el deseo de ser como aquel águila : poder volar muy alto e ir hacia los picos de las montañas que veía a la distancia. De pronto al abrir las alas, se dio cuenta de que era como aquel águila. Aunque no había volado nunca, tenía el instinto y las aptitudes necesarios. Al principio voló vacilante y después lo hizo con más fuerza y control. Finalmente mientras surcó los cielos, él supo que había encontrado su verdadera identidad, la criatura que Dios quería que fuese.
                                                       Alguien comentó: Cuando descubras que has estado viviendo con solo media vida, la otra mitad no te va a dejar tranquilo hasta que la desarrolles" El encontrar la propia identidad de uno mismo es lo que Pablo tenía en mente cuando escribió "En Él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad". Fuiste creado por Dios y para Dios. Hasta que no entiendas esto, tu vida no tendrá ningún sentido. Es en Cristo que encontramos nuestro propósito, nuestra importancia y nuestro destino, en otras palabras, ¡descubrimos nuestra verdadera identidad!.

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