Pedir las pruebas antes de creer en algo puede privarte de recibir lo que Dios quiere que aceptes basado en su Palabra (la Biblia). Tomás sabía que Jesús había muerto, y esa era una evidencia muy importante para refutarla, resultando en que él decidió creer sólo lo que podía ver y verificar. Cuando tu fe ha sido zarandeada, te sientes inclinado a aferrarte a las cosas prácticas, absolutas y tangibles. Con bondad y gentileza, Jesús le dio a Tomás la prueba que necesitaba y le dijo: "Porque me has visto...creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron". No obstante, queda el hecho de que si Él no hubiera permitido a Tomás tocarle, de ninguna manera habría alterado la realidad de la resurrección. El problema de Tomás no consistía en que él no tenía bastante fe, sino que la tenía desorientada porque sólo se fiaba de lom que podía procesar a un nivel humano. ¿Te suena familiar?.
En cambio cuando María Magdalena encontró a Jesús al lado de la tumba , Él le dijo: "¡Suéltame!"...pero ve a mis hermanos y diles..." Ella le había lavado los pies a Jesús con sus lágrimas y los había secado con su pelo; poder tocarle era muy importante para ella. Si lo hubiera podido hacer en aquel momento, eso habría confirmado lo que había visto y oído. No obstante, en aquella ocasión, Jesús le pidió que creyera en su Palabra y no en su apariencia física, que estuviera dispuesta a testificar sin haberle tocado. Es maravilloso cuando sentimos el "toque de Dios" tranquilizándonos, reforzándonos y reafirmándonos de que a pesar de todo, Él está en el control. La verdad es que a menudo su toque personal ha evitado que nos rindamos o que hagamos demasiado. Sin embargo algunas veces, el Señor nos pide que confiemos en Él sin ninguna ayuda palpable, que testifiquemos acerca de Él sin ningún "toque" personal suyo. Eso se llama tener fe en su máximo nivel.
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