Salomón dijo: "Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión, pero el Señor es quien pesa los espíritus". Una escritora dijo: "Soy una persona plácida que se lleva muy bien con todo el mundo, pero esto cambió en el momento en que no estuve de acuerdo con mi amiga. Le dije que yo tenía razón y el por qué lo creía; además otras personas me elogiaron por estar yo en lo cierto. El problema es que, en vez de sentirme mejor...., me sentí peor.'Señor, oré, 'Tú sabes que yo tenía la razón , así que, ¿porque me siento tan mal?. Durante varios días estaba muy ansiosa, hasta que percibí su respuesta: Sí, tenías razón, pero tu actitud no fue correcta. Obtuve una pequeña victoria en nuestra diferencia de opinión pero había perdido en el área de la amistad. Le pedí a mi amiga que me perdonara. Ella lo hizo, y nuestra relación fue restaurada. Aquello ya sucedió hace varios años, y ¿sabes qué? No puedo ni acordarme del motivo de nuestra disputa. En aquel momento parecía tan importante, que captó toda mi atención, pero ahora es distinto".
No permitas que tu necesidad de tener siempre la razón te robe las oportunidades de mostrar amabilidad, y deja que Dios trate con los demás. Para los de "cabeza dura", Santiago escribió: "...todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar...". Debes ganarte el derecho
de hablar a alguien , y esto requiere tiempo. También precisa que comprendas por lo que la otra persona esté pasando; en caso contrario dejará de escucharte. Pregúntate: "¿Qué es lo que pretendo? ¿Ganar el argumento? ¿Dar una buena impresión y sonar muy inteligente?. Si quieres perjudicar a tus relaciones, usa esta fórmula, la cual está garantizada. Pablo escribió: "...renovaos en el espíritu de vuestra mente..."
Moraleja: si les prestas atención al Espíritu Santo, Él te avisará cuando necesitas un cambio de actitud.
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